3er . 4º Cap de Dark Mountain

Cap:3 Rostro de porcelana.( Angelo)

Doce de la noche, el sueño no puedo conciliar. Desde que la ví algo extraño me sucedió. Hasta sentí una pizca de humanidad hacia su padre.

Ya que dormía al lado de ella y estaba casi seguro de que ya estaría profundamente dormida,

salí con sumo cuidado de mi habitación y me encontre con Bruno. ¿él iria también a los aposentos de Violet?

-¿Qué haces a estas horas fuera de tu cuarto?- preguntó él

-Creo que debería preguntar lo mismo- dije altivo.

-Esta es mi casa- afirmó.

-Bueno. Adios- y me dirigí a la habitación de Violet.

Entré en la estancia, reinada por la penumbra. Para mi ella era el punto de luz en tanta negrura. Su rostro, frágil y brillante cómo la porcelana  se posaba en la almohada.

Sentí unos pasos detrás. Bruno se hallaba a mi espalda con los brazos cruzados y yo, sin apenas darme cuenta me había arrodillado ante ella.

-Es hermosa ¿verdad?- decía algo melancólico.

- Si, estoy totalmente de acuerdo- confesé

-Es, perfecta

-Absolutamente

-Mira, podemos dormir aquí, nos traemos las mantas y las almohadas. Solo que tendríamos que dormir en el suelo.-ofreció

-No me importa.

Corrí hacia mi cuarto cojí lo necesario y lo coloqué en el suelo de la habitación de Violet, Bruno hizo lo mismo.

-Buenas noches- diijimos a coro.

Cap 4: Una sorpresa muy grata. (Violet)

Desperté con los ojos hinchados de llorar ayer. Anoche había muerto mi padre. No podría superarlo.

Me incorporé en la cama.

-Ahhh- grité

-¿Qué ocurre?- gritaron Angelo y Bruno

¿Qué qué ocurre? !Estais en mi habitación¡- estaba muy enfadada pero a la vez era genial.

-Lo sentimos- se disculparon y bajaron la cabeza.

 -Bueno, os perdono si me explicais que haceis aqui- ofrecí.

-Pues, es que señorita Rossini,  sabiendo que hay un asesino entre nosotros no queriamos dejarla sola, pues puede que él o ella vaya a por su familia- explicó Angelo.

-Ya sabe Violet,  los caballeros hacen eso- concluyó Bruno.

-Siendo asi...Gracias. Acercaos quiero agradecerlo con un gesto.

Los abracé, con fuerza y... amor, pero eso ellos no lo sabían.

-Gracias Angelo- susurré en su oido y él se estremeció

-Gracias Bruno-  repetí  la operación y pasó lo mismo.

-Bueno mejor la dejamos para que se cambie o lo que quiera hacer ¿no Bruno?

-De acuerdo.

Desaparecieron de la estancia y empecé a dar saltitos de felicidad.

-Qué bonito ...- susurré mientras me dejaba caer en mi cama.

-Pues, yo si fuera tu, no me acercaría a ellos- oía una voz pero no conseguí adivinar quien era . Me volteé. Ahí estaba Alda

-¿Por qué dice eso?-pregunté confusa.

-Porque son mios- respondío segura de sí misma.

-¿Tuyos?

-Si mios, vos no teneis derecho a arrebarmelos

-Disculpe Alda, usted no es nadie para decirme con quien puedo estar o no

-Solo tenga cuidado.

No podía creerlo, ¿ me estaba amenazando?

-Lo tendré. Pero no le tengo ningun miedo.